03 septiembre 2012

Nippur 1: La larga senda del acero


Nippur 1: La larga senda del acero
Robin Wood y Lucho Olivera
Rústica. 192 páginas. B/N. 15,50 €. ECC Ediciones

ECC Ediciones está apostando fuerte por la Biblioteca Robin Wood y ya han aparecido varios títulos firmados por el guionista de origen paraguayo. A pesar de la prolífica producción argentina de Wood hay que señalar que es un guionista del que apenas hemos conocido su trabajo en España, ya que prácticamente ninguna de las editoriales españolas ha apostado nunca por su trabajo. Ahora ECC Ediciones ha venido a subsanar este imperdonable error y a Nippur, de la que hablaré en esta reseña, le acompañan en los estantes de las librerías más títulos escritos por el guionista como Dago, Drácula o Dax.
En este primer tomo se nos presenta al héroe de la historia, Nippur, un guerrero al servicio del Rey Urukagina de Lagash, que se ve obligado a abandonar su hogar y a viajar por todo el mundo viviendo mil y una aventuras en los tiempos de la antigua Mesopotamia, acompañado de su fiel amigo el gigante Ur-El, con el que viajará por ciudades míticas de la antiguedad como Tebas, donde se enamorará de la bella Nofretamon, o Atenas donde junto a Teseo se enfrentarán al Minotauro para salvar a su amada Ariadna, amen de otros lugares donde le llevan sus viajes por el Antiguo Oriente.
Robin Wood, que poseía poco talento como dibujante decidió encauzar su profesión a guionista de historietas y así conocería a un joven Lucho Olivera, con el que crearía en 1967 para la revista D´Artagnan de la Editorial Columba al personaje de Nippur de Lagash.
Olivera, con un estilo algo tosco pero efectivo, que va mejorando página a página y en el que predominan en exceso los planos medios. Un estilo de dibujo con ciertas reminiscencias a unos primerizos Alberto Breccia o Hugo Pratt, o incluso al recientemente desaparecido Sergio Toppi, es el encargado de ilustrar las aventuras del héroe mesopotámico.
Wood escribe unas historietas sencillas en las que apenas hay tonos de grises y los buenos son muy buenos y los malos muy malos y quizá, y para la manera de hacer tebeos actual, la profusión de textos de apoyo pueda echar para atrás a más de un lector, ya que la lectura no llega a ser todo lo fluida que se pudiera desear, pero aun así recomiendo este tebeo a aquellos lectores que en su día disfrutaron con las historietas de aventuras españolas como El Capitán Trueno o El Jabato, con la que este Nippur tiene más de un punto en común.
Con este primer tomo de Nippur, Wood y Olivera nos demuestran que los tebeos de consumo hechos hace más de cuarenta años pueden seguir siendo igual de entretenidos hoy como lo fueron cuando eran publicados como entretenimiento masivo antes de la llegada de otros medios de entretenimiento.

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